Políticas de austeridad en Portugal

No podemos decir que las medidas de austeridad del 2013 nos pillaran por sorpresa; todas ellas fueron mencionadas en el Memorando de Entendimiento (MoU) entre la Troika y el gobierno portugués, firmado en mayo de 2011 por los partidos gobernantes (PS, PSD y CDS) |1|. El MoU impone fuertes cambios económicos y políticos:

  • Transformación de la estructura productiva;
  • Anulación de la legislación sobre protección laboral y negociaciones colectivas;
  • Saqueo de los fondos de los trabajadores (pensiones, seguridad social);
  • Privatización de los servicios públicos potencialmente lucrativos|2|
    Extinción de los servicios de sanidad, educación, seguridad, comunicaciones, transporte, agua, energía y cultura, entre otros;
  • Aumento de la transferencia de ingresos, capital y recursos humanos (para el sector privado y fuera del país);
  • Cambios en las políticas de tasas.

Además de esto, se añade la creciente deuda pública, aunque el Memorando lo asuma de otra manera.

El cambio en la estructura económica y las relaciones laborales

La rápida transformación de la estructura económica del país incluye:

  • Reducción del consumo/mercado doméstico;
  • Canalización de los bienes y los recursos de producción en los sectores de turismo y exportación;
  • Creación de un grupo de trabajadores foráneos sin derechos;
  • Sustitución de los trabajadores con derechos por trabajadores precarios.

El hecho de que las exportaciones acaparen el protagonismo eleva el problema de la productividad y la rentabilidad competitivas a nivel internacional. Sin embargo, teniendo en cuenta la política predominante de desinversión en capital fijo, la única forma de aumentar los niveles de productividad y beneficio es recortar los salarios, aumentar las horas de trabajo y crear nuevos empleos no remunerados. En el corto plazo de un año, surgió un enorme ejército de empleo de reserva (paro oficial: alrededor del 16%; paro real: en torno al 28%). Todos aquellos que consiguieron salir del paro lo hicieron gracias a empleos precarios. Se cambian las leyes para poder aumentar las horas de trabajo y se buscan nuevas formas legales para los despidos improcedentes. La gente suele estar de acuerdo con trabajar los fines de semana sin cobrar solo por ser «amable» y conservar el trabajo.

En 2003, la situación de pobreza y desempleo desató una ola de emigración que batió récords históricos|3|. Día tras día, se apoderan de 125.000 euros procedentes de las pensiones |4|. 1,9 millones de personas viven por debajo de los umbrales de pobreza (un 18% de la población).

La producción agrícola tradicional, que se basa en la autosuficiencia alimenticia, se está reemplazando, poco a poco, por monocultivos de exportación. La industria portuguesa del papel creó la mayor plantación de eucalipto de Europa; |5| las nuevas leyes permiten la expansión de la plantación de eucalipto a todo el territorio; el resto de monocultivos están vinculados a la industria química y a Monsanto. En las grandes zonas donde antes había granjeros y pastores, ahora solo encontramos eucalipto, complejos hoteleros y campos de golf.

La centralización en el sector turístico es más sutil, pero sigue siendo visible por el hecho de que la mayoría de los edificios históricos y públicos (incluyendo escuelas y hospitales) se están cediendo a consorcios nacionales e internacionales que los transforman en hoteles y centros de ocio. En Lisboa, se crearon 80 hoteles nuevos en un año; los espacios públicos tradicionales están desapareciendo para dejar espacio a zonas dedicadas al consumo turístico.

El oportuno sistema de producción coloca al sector del transporte en el centro de dicho sistema; sin embargo, este centro puede convertirse muy fácilmente en la parte débil del sistema, lo que nos permite entender los cambios radicales producidos en el marco legal y la estructura de los sectores neurálgicos, tales como el almacenaje (reparto de materias primas, componentes y exportaciones) y el transporte (reparto de bienes y trabajadores). Los trabajadores de estos sectores están entre los luchadores/militantes más valientes, pero también han estado en el punto de mira del gobierno y los trabajadores desde 2011.

La drástica reducción del mercado doméstico

Las farmacias son el ejemplo más claro: a pesar de que Portugal es un país exportador de productos farmacéuticos, hoy en día es difícil encontrar medicamentos en las farmacias, ya que la industria prefiere exportarlos.
La contracción es el resultado de los recortes en el trabajo remunerado, el cual descendió en 2013 hasta alcanzar casi niveles de esclavitud en varios sectores; en algunos casos, para poder acceder al trabajo, los empleados deben pagar un depósito.

Como los recursos, la industria y las áreas estratégicas para el interés colectivo se privatizan, el suministro eléctrico, las comunicaciones y otros bienes básicos se vuelven cada vez más caros y tienen menos calidad. A finales de 2013, muchas localidades pasaron la Navidad a oscuras, ya que los fallos eléctricos ya no se reparan de forma inmediata, incluso si el problema solamente requiere pulsar un botón en la oficina central de electricidad; la gente que vive en el campo se ha acostumbrado a vivir sin servicios de comunicación (teléfono e internet) muchos días del año.

El saqueo de los fondos propiedad de los trabajadores

Las contribuciones de los trabajadores, en su mayoría depositadas en la Seguridad Social y los fondos de pensiones, quedan a cargo de las empresas o del Estado. Muchas empresas (por ejemplo, los bancos), después de haber despilfarrado los fondos de pensiones a su antojo, «ofrecieron» al Estado la administración de estos fondos, de modo que los trabajadores tendrán que compensar lo que los bancos robaron. Todo el debate sobre la insolvencia de la seguridad social y los sistemas de pensiones, que se basa en falsos argumentos científicos y de contabilidad, pretende ocultar el saqueo a los fondos de los trabajadores.

A mediados de 2013, el Ministro de Finanzas aumentó la porción de los fondos de pensión sociales invertidos para pagar deudas. Como resultado, una parte del sueldo de los trabajadores se invierte en empresas que, después de haber sido recapitalizadas, reducen el número de puestos y remplazan a los trabajadores con derechos por trabajadores precarios. En resumen: se utiliza una parte del salario social para recapitalizar a empresas que crean desempleo; otra parte se utiliza para subvencionar al parado; y otra parte se utiliza para subvencionar a las empresas de forma directa. El pánico creado a causa de la amenaza de eliminar los fondos sociales de seguridad y pensiones tiene otro efecto: empujar a los usuarios a la sanidad privada y a los sistemas de jubilación, un negocio muy beneficioso (por detrás de las armas y las drogas, según las declaraciones que hicieron en televisión algunos responsables de la industria de la sanidad y los seguros), que solía ser insignificante en Portugal.

Las industrias que requieren una gran inversión inicial de capital (distribución de electricidad, infraestructura de agua, tecnologías de comunicación, construcción naval y metalurgia, autopistas, bancos, etc.), muchas de ellas fundadas y modernizadas con el dinero de los trabajadores durante los últimos 38 años, se están transfiriendo a consorcios privados por sumas simbólicas, o incluso con pérdidas financieras inmediatas.

El cambio en la política de tasas

Entre 2011 y 2012, la política de tasas se volvió menos progresiva, lo que derivó en el aumento de la presión de los trabajadores por el IVA y el SII |6|. El gobierno se apoderó de entre uno a dos meses de salario (o pensión) en muchos sectores. Poco después, redujo la tasa de renta capital y financiera, lo que beneficiaba sobre todo a los bancos que, en el último año fiscal, ahorrarán cientos de millones de euros en tasas.

El Presidente Europeo de Derechos Humanos |7| se dio cuenta de que, en todo el proceso de intervención y en los programas de rescate financiero, los acreedores internacionales y los gobiernos nacionales no se preocuparon de salvaguardar los derechos de la población; ya no se pueden ver las medidas de austeridad como problemas económicos, sino como un sistema diseñado con el objetivo de machacar los derechos políticos, económicos y culturales de la población.
Rui Viana Pereira, Miembro de CADPP (Comité para la Abolición de la Deuda Pública Portuguesa).

Notas al pie

|1| Memorandos de Entendimiento: Carta de Intención (FMI); Portugal: Memorando de Políticas Económicas y Financieras; Portugal: Memorando Técnico de Entendimiento (TMU); Carta de Intención (UE); Portugal: Memorando de Entendimiento de Condicionalidad en Políticas Económicas Específicas. Aquí encontramos frases como: «en 2012 se introducirá una contribución especial para recaudar alrededor de 1500€ de impuestos en pensiones», «recorte del 5% en salarios públicos nominales y congelación de las pensiones en 2011», «Reducción de gastos en el sector de la educación», etc.
|2| Se espera, incluso, la privatización de algunos sectores de la Justicia, pero esta parte del MoU todavía no ha sido implementada.
|3| El Gobierno anunció en el verano de 2013 una reducción en las tasas de desempleo, pero esto solo refleja que, cuando los desempleados emigran, desaparecen automáticamente de las listas/cifras.
|4| Muchos adultos invirtieron sus salarios como garantía para sus hijos y nietos con la compra de apartamentos. Pero, ahora que los jóvenes están parados, una sentencia judicial arrebata el salario a los padres.
|5| Ver Offxore, Portugal, campeão europeu do eucalipto, 18-05-2013. Ver Ley 96/2013. Ver artículo de João Camargo, A Lei do Eucalipto Livre, 27-11-2013.
|6| Impuestos sobre la renta de los trabajadores y las familias.
|7| «Salvaguardar los derechos humanos en tiempos de crisis», noviembre de 2013; ver resumen o pdf completo.

Por Rui Viana Pereira
Traducción: Asun Valero Quílez

Este artículo también está disponible en: Holandés, Inglés, Francés, Alemán, Italiano, Griego, Portugués, Esloveno

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